Reflexiones

Muchos pacientes llegan a mi consultorio, o los veo en urgencias en los hospitales que trabajo, horrorizados por los impronunciables nombres de las enfermedades que dicen tener.

La cercanía con la gente ha motivado en mi la tarea de aclarar la percepción que mis pacientes tienen acerca de sus padecimientos en un lenguaje coloquial y con un enfoque muy humanitario que le de certeza, esperanza y tranquilidad.